lunes, 12 de marzo de 2018

SVALBARD: EL GUARDIÁN DEL ÁRTICO. En Spitzbergen con Kodak en Súper-8 4K. Cuaderno de bitácora número 6

Saltar de un rompehielos botado en 1943 a una bamboleante zodiac, en medio del Ártico, con una Súper-8 en la mano, a veinte grados bajo cero y con aguas encrespadas, esta es una de las situaciones a las que me veré sometido poco después de Semana Santa,  filmando con todo el portafolio cinematográfico de Kodak (la Vision 500, 200 y 50; la totalmente nueva Ektachrome 100 y la venerable Tri X). Esta entrada trata sobre la vestimenta para combatir la climatología inclemente.
Malmö: un rompehielos veterano.
En la costa occidental de la isla de Spitzbergen, en el Océano Glaciar Ártico, durante la primera semana de mayo, dependiendo de las condiciones atmosféricas, la temperatura puede subir hasta los + 5 grados Celsius, sobre todo gracias a: 
1) el efecto de los últimos ramalazos de la Corriente del Golfo que, tras tocar Galicia, sigue su camino ascendente hasta morir en esos lejanos confines;
2) el fenómeno conocido por "sol de medianoche", que implica que la noche no existe: en estas latitudes, entre el 23 de abril y el 23 de agosto, una vez que el sol llega al borde del horizonte, se vuelve a alzar nuevamente, proporcionando 24 horas de iluminación.
No obstante, estos benignos efectos se pueden ver minorados por niebla (que puede llegar a ser desesperante) y, sobre todo, por el viento, gélido,  y en ocasiones omnipresente: ambas circunstancias, combinadas, pueden conseguir que la temperatura descienda a -20 grados.
Pleno agosto en el extremo sur occidental de Spitzbergen, hace dos lustros. Fotografía Kodacolor.
NORTE DE SPITZBERGEN
Para colmo,  en esta expedición ártica, "En Spitzbergen con Kodak en Súper-8 4K", en la que probaré el nuevo cartucho Súper-8 de Kodak para verificar su comportamiento en situaciones extremas y variables,   el rompehielos Malmö no sólo navegará por la costa occidental sino que pondrá rumbo  al extremo mas septentrional de Spitzbergen para, una vez allí, adentrarse en los escasamente vistos fiordos salvajes de Woodfjorden y Liefdefjorden; aquí, las  temperaturas son inhóspitas puesto que las bocanas miran directamente al Polo Norte y en ellos no se adentra ningún ramal de la atemperada Corriente del Golfo.
Del rompehielos hay que desembarcar en pequeñas zodiacs concebidas para el Ártico: ni que decir tiene que caer en estas aguas aceradas ¡significa la muerte en pocos segundos! 
Otra dificultad es que las zodiacs no son lanchas: separadas de las profundidades oceánicas no por un auténtico casco sino por una fina membrana, los diez miembros de la expedición estaremos expuestos a congeladas salpicaduras que, dependiendo de estado del mar, y con el agravante del viento gélido, supone un verdadero contratiempo, no sólo para nuestros equipos foto y cinematográficos, ¡sino para nuestra integridad física!, de forma que tendremos que ir bien pertrechados. 
En esta estancia exterior en Spitzbergen, el desembarco lo hicimos en botes de madera. Fotografía Kodacolor.
UN RODAJE CON ROPA ESPECIAL: EL SECRETO DE LA VESTIMENTA
En un documental de producción canónica tendría que ser un auxiliar de producción quien se debería de ocupar de saber lo que hay que llevar, además de conseguir todo lo que tienen que vestir el director, el camarógrafo y el sonidista. Pero,  para el rodaje cinematográfico de "Svalbard: el guardián del Ártico", uno personalmente se tiene que ocupar de absolutamente todas las funciones ¡como si de una Riefensthal de sus inicios, en montañas nevadas,  se tratase!  
La regla fundamental para sobrevivir en el Ártico es llevar la cabeza bien abrigada: ¡a través de la cabeza se pierde el ochenta por ciento del calor corporal! El tejido del gorro, o verdugo,  puede ser de lana o material sintético con propiedades para resistir al viento. Otro secreto de la vida ártica es vestirse con tres o mas capas: ello es la mejor forma de protegerse contra el viento y aislarse del frío.
El tercer secreto de la supervivencia ártica consiste en disponer de un calzado apropiado; en estas tierras, hace años, me dijeron: "el frío no existe, sólo unas malas botas".
Este fin de semana, aprovechando que mi hija Verónica aparcó un par de días sus estudios de medicina en Madrid, ella y mi esposa, la doctora María Jesús Piñeiro, me acompañaron a comprar diverso equipamiento polar. 
Intantánea tomada con el teléfono Kodak Ektra.
TRES CAPAS... O MÁS.
En cuanto al cuerpo, para caminar por la borda del rompehielos Malmö, o  sobre el permafrost, debajo de la vestimenta polar exterior el expedicionario debe llevar al menos tres capas de ropa: 
a) Pegada al cuerpo, la primera capa debe ser ajustada pero permitir la transpiración de la piel. Los mejores materiales, para esta primera capa, son o bien lana o bien sintéticos: ¡el algodón se encuentra terminantemente prohibido!, para su contacto directo con la piel. 
b) La segunda capa debe proporcionar aislamiento así como retener el calor del cuerpo pero sin restringir el movimiento. La lana es un buen material. Esta segunda capa, en días fríos, podrá componerse de mas de un elemento.
c) La tercera capa tiene como función principal proteger contra el viento y el agua, pero debe también permitir evacuar el exceso de calor para que no ocurra lo que al oso polar, que, si es perseguido por un helicóptero, al cabo de correr unos kilómetros puede fallecer por no poder enfriar adecuadamente su cuerpo. Un buen tejido, para la tercera capa, es el Gore-Tex.
Un domingo por la tarde probando y ordenando toda la vestimenta polar. Intantánea con el móvil Kodak Ektra.
MANOS Y PIES. 
Son, las extremidades humanas, extremadamente sensitivas. Es vital mantener manos y pies secos y calientes pero ¿cómo hacerlo desembarcando en zodiacs flotando sobre encrespadas aguas heladas? El sistema es el mismo que con el resto del cuerpo: protección con capas. 
Para saltar a las zodiacs, el arma secreta son unas botas de goma hasta la rodilla, con los pies forrados con dos o tres capas de calcetines de lana (o sintéticos).
Lo ideal es que las manos, en su exterior, vayan recubiertas con mitones (guantes sin dedos): ¡los mitones son mucho mas calientes que los guantes! El problema es que los diez integrantes de esta expedición debemos manipular delicado equipamiento foto o cinematográfico, algo totalmente imposible incluso con guantes gruesos (por añadidura, dicho sea de paso, en Súper-8, cada dos minutos y algo de filmación resulta menester cambiar el cartucho de película:  este es uno de los motivos que me llevó a descartar la Leicina Special, pues la carga y descarga es algo complicada al exigir retirar hacia atrás el compartimento de las pilas para poder abrir la recámara de la película).
A uno, que hasta tiene que enfocar a mano, no le queda mas elección que llevar unos guantes internos de seda y unos exteriores que, aunque impermeables, permitan una cierta movilidad digital.
Negativo Kodacolor, digitalizado.
 No se pierdan, amigos, la séptima entrega de este Cuaderno de Bitácora: debido al éxito de lecturas acumuladas, su periodicidad, en lugar de ser semanal, es ahora mas frecuente. Permanezca atento a su ordenador, tableta o teléfono inteligente.



2 comentarios:

  1. Es una aventura fílmica maravillosa, Felicitaciones Ignacio! Creo que estoy tan emocionado como tu. Esperamos poder seguir deleitándonos con tus muy detalladas y documentadas crónicas e informes

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